martes, 25 de septiembre de 2012

In Fusión

¿Me permites tomarte de la mano mientras te miro, mi amor?
Contarte de mí, de nosotros, de lo que somos y de lo que será.
Hablar con las manos, y sentirte la tez...
Mientras pasan los segundos y la lluvia se vuelve miel,
 me riegas, rocío, con gotas a propel.
Bébeme entonces, cual si fuese café.
Y elévate a lo alto donde siempre hay fe,
donde no somos nadie, donde no hay qué temer,
allí donde nace el color de tu piel.

Dení Araoz