jueves, 14 de febrero de 2013

¿Cuántos días han pasado?

                Callé...

Trescientas tres palabras,
una por cada día que no he estado contigo,
por cada respiro no compartido
y todas las promesas retiradas.

Callé y guardé mis dedos tras mi espalda,
cohibiendo con ellos mis trémulas ganas
de pactar en un beso el deseo eterno
que de mí no se escapa.

Dí dos pasos atrás, justo a unos metros de tu mirada,
esa, que teje nidos en lo más oscuro de mi calma.
Y en mi acto de cobardía fui a topar, con el dulce recuerdo
y el amargo olvido que me regalas.

Hoy, sin tocarme, te has llevado algo,
¡has tomado tanto de mi alma!
Tanto de mi dicha y de mis letras,
tanto... y en cada línea lo reclamas.

Vivo mis días en ofuscación,
sometida, con carne limpia,
al juego libre de la afección.
Atada con manos sueltas, enredada
con hilo azul y una canción.

                  Estoy...

Envuelta en el bendito recuerdo de la ilusión inexistente, 
tejiendo lazos con mis manos para no dejarte ir,
y que no camines, no tengas piernas, no tengas ojos
no tengas vida que no vivas junto a mí.

Tragándome días, noches y luces
disueltas y absueltas en un vaso de licor.
Pero no te ahogas, ¡te sigo viendo! 
Vivo y riéndote de mi dolor.

                  Serás...

Precipitación sobre mi suelo,
viento moviendo mi océano, 
letras que no salen de mis dedos,
el recuerdo que en todos lados encuentro.

Los días en que no sonrío,
todas las vidas que imagino, abecedarios, 
sueño alterno y perfecto, 
tragedia irreal, personajes secundarios...

Todo lo que callo y que no te escribo, 
una palabra por cada tres en que no te llamo,
la voz aguda que en las noches acude
a arropar tu ausencia cuando te aclamo.

Esta y mil cartas más.



Dení Araoz
14/02/13